Desde la aparición de los productos plásticos en el siglo XX, ha habido una enorme demanda de plástico en la década de 1990 debido al desarrollo de la fabricación industrial, lo que ha llevado a un aumento significativo de la producción mundial de plástico. La producción aumentó rápidamente de 1,7 millones de toneladas en 1950 a 359 millones de toneladas en 2018, con una producción acumulada de 8.842 millones de toneladas. El ámbito de uso también se ha ampliado de la industria a la agricultura, el comercio y la vida social diaria. Sin embargo, el uso extensivo de plástico también ha traído graves problemas de contaminación por basura, especialmente contaminación marina. Actualmente, la contaminación plástica en áreas marinas y de agua dulce es ampliamente reconocida como uno de los problemas globales más importantes en la actualidad. Se estima que la gran mayoría de los 8.300 millones de toneladas de plástico producidos en los últimos 60 años se han utilizado para fabricar productos desechables. De ellos, 6.300 millones de toneladas de plástico se convierten en basura, de las cuales sólo alrededor del 9% se recicla, el 12% se incinera y el 79% se acumula en vertederos o se desecha en el medio natural (Geyer et al. 2017) y finalmente depositados en el océano (Pham et al., 2014; Ryan, 2015), afectando el medio ambiente, la economía, la salud y la estética (Engler, 2012; Rochman et al., 2013a, b); Sheavly & Registro, 2007; Silva-Íñiguez & Fischer, 2003). No es exagerado decir que si continúan las tendencias actuales en la producción de plástico y la gestión de residuos, aproximadamente 12 mil millones de toneladas de residuos plásticos se desecharán en vertederos o entornos naturales para 2050 (Geyer et al., 2017). ¡El control global de la contaminación plástica es urgente!