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Durante la cuarta reunión del Comité Intergubernamental de Negociación del Tratado sobre el Plástico, se llevó a cabo en la Universidad de Ottawa en Canadá un evento titulado "Fortaleciendo la Reducción Global de la Contaminación por Plástico: Incorporando la Implementación y el Cumplimiento al Borrador del Tratado sobre el Plástico".
Como cuestión importante en la gobernanza ambiental global actual, la contaminación plástica, especialmente la contaminación marina y los microplásticos, ha mostrado una tendencia de desarrollo incontrolable, lo que significa que la comunidad internacional ya no puede ignorar el problema del plástico. En 2022, el mundo producirá aproximadamente 430 millones de toneladas de plástico al año, de las cuales más de dos tercios son productos desechables que rápidamente se convierten en desechos después de su uso (OCDE, 2023). Desde mediados del siglo XX, la industria química del plástico ha experimentado un crecimiento explosivo y, hasta la fecha, el mundo ha producido aproximadamente 9.200 millones de toneladas de plástico, de las cuales alrededor de 7.000 millones de toneladas se han convertido en residuos.
Para la mayoría de los países en desarrollo, la dificultad y el costo económico de manejar adecuadamente los desechos plásticos siguen siendo altos: solo el 8% de los desechos plásticos se reciclan y la mayoría se depositan en vertederos o se incineran, y aproximadamente el 76% de los desechos se filtran directamente al medio ambiente (PNUMA, 2021). ). Esta tendencia no se ha frenado de manera efectiva en el futuro y, si continúan los patrones actuales de producción y consumo, la producción de plástico se triplicará para 2060 (Zheng, 2024). La contaminación plástica no sólo ejerce presión sobre el medio ambiente terrestre, sino que la basura marina es particularmente preocupante. Según las estadísticas, en 2016, aproximadamente entre 9 y 14 millones de toneladas de desechos plásticos ingresaron cada año a los ecosistemas acuáticos en todo el mundo, y se espera que esta cifra aumente a 23 a 37 millones de toneladas por año para 2040. La consecuencia directa de que estos residuos lleguen al océano es una grave amenaza para la vida marina, provocando la destrucción de la cadena alimentaria. Los productos de plástico desechables se consideran uno de los principales problemas de la contaminación plástica. El modelo económico de tales productos se basa en un ciclo de "producción rápida, consumo rápido, eliminación rápida", con poco efecto logrado a través de sistemas de reciclaje, lo que da como resultado una gran cantidad de residuos que se acumulan en el medio ambiente natural. Actualmente, el 36% del plástico que se produce a nivel mundial cada año se utiliza para envases, y la mayoría son desechables y van directamente a los vertederos o al medio ambiente. Materiales como la espuma plástica, que son difíciles de degradar, se han convertido en uno de los temas más desafiantes en la gobernanza ambiental global.
En los últimos años, la comunidad internacional ha realizado muchos esfuerzos para abordar el problema mundial de la contaminación plástica. En 2022, la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente aprobó una resolución jurídicamente vinculante, iniciando oficialmente consultas sobre un instrumento jurídico internacional para poner fin a la contaminación plástica en todo el mundo. La quinta sesión del Comité Intergubernamental de Negociación (INC-5), que tiene como objetivo desarrollar un instrumento internacional jurídicamente vinculante sobre la contaminación plástica, incluida la contaminación plástica en el medio marino, que se celebrará en noviembre de 2024, finalmente mostrará este importante documento legal a el mundo. La historia del control mundial de la contaminación plástica se remonta a la década de 1960, cuando la comunidad internacional comenzó a prestar atención a la contaminación del océano causada por los desechos plásticos. En 1972, la Convención de Londres sobre Vertimiento exigía que los países tomaran medidas para prevenir el vertido de desechos plásticos al océano. Posteriormente, en 1989, el Convenio de Basilea incorporó los residuos plásticos al marco de gestión internacional, regulando la transferencia y eliminación transfronteriza de residuos plásticos. En los últimos años, las Naciones Unidas y varios países han fortalecido gradualmente sus acciones en materia de contaminación plástica marina y gestión de desechos plásticos. Por ejemplo, en 2017, el G20 lanzó el Plan de Acción sobre Basura Marina y, tras la aprobación de la enmienda al Convenio de Basilea en 2019, se estandarizaron aún más los principios internacionales de gestión de residuos plásticos.
Aunque la comunidad internacional ha logrado algunos avances en el control de la contaminación plástica, los desafíos siguen siendo enormes. Por un lado, es difícil cambiar fundamentalmente los patrones de producción y consumo de plásticos en el corto plazo, especialmente porque la demanda de productos plásticos sigue siendo fuerte. Por otro lado, una capacidad insuficiente de reciclaje y procesamiento provoca que una gran cantidad de residuos plásticos entren directamente al medio ambiente. Según un informe de análisis del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, más de 60 países de todo el mundo han implementado políticas para restringir los productos de plástico desechables, pero aún está por observarse la eficacia de las políticas de la mayoría de los países.
El autor cree que la clave para el control de la contaminación plástica radica en establecer un modelo de gestión integral a lo largo de todo el ciclo de vida, desde el diseño del producto, la producción, el uso hasta la eliminación de residuos, para una gestión y reciclaje sistemáticos. En la gestión de residuos plásticos se debe dar prioridad a la reducción en origen, seguido del reciclaje y finalmente lograr la disposición final de los residuos mediante un tratamiento inofensivo. Este enfoque de gestión basado en el ciclo de vida puede reducir eficazmente la generación de residuos plásticos y mitigar el impacto de la contaminación plástica en el medio ambiente y la sociedad. Los principales obstáculos que actualmente obstaculizan la promoción de este método de gestión son las acciones inconsistentes entre los países debido a las diferencias en el desarrollo de capacidades y la mala respuesta del sector privado debido a los altos costos económicos. Esperamos con interés que la conferencia INC-5 proporcione una solución factible y controlable para el control internacional de la contaminación plástica.