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Según investigaciones recientes, una persona promedio a nivel mundial consume aproximadamente el peso de una tarjeta de crédito cada semana. Aún más alarmante es el hallazgo de rastros de microplásticos en coágulos sanguíneos, tejido cerebral e incluso la placenta humana.
¿Cómo ocurrió esto? ¿Por qué este material, antes aclamado como "el mayor invento del siglo XX", se ha convertido gradualmente en una amenaza oculta para nuestra salud? ¿Y cómo penetra silenciosamente en nuestro cuerpo?
Microplásticos: ¿de dónde vienen?
El término "microplásticos" surgió por primera vez en 2004. En aquel entonces, Richard Thompson, ecólogo marino de la Universidad de Plymouth, y su equipo publicaron un artículo en la revista Science en el que señalaban el descubrimiento de grandes cantidades de fragmentos de plástico de menos de 5 mm de diámetro, aproximadamente el tamaño de un grano de arroz, en sedimentos de la costa del Reino Unido y en el fondo marino. Esto dio origen al término "microplásticos".
La presencia generalizada de microplásticos está directamente relacionada con el uso continuo y excesivo de productos plásticos por parte de la humanidad y sus prácticas inadecuadas de eliminación. Desde 1950, la producción mundial de plástico se ha disparado de 2 millones de toneladas a más de 450 millones de toneladas en 2020. Sin embargo, la eficiencia del reciclaje es extremadamente baja: solo el 9 % del plástico se recicló en 2019. La mayor parte se destinó a vertederos o a la incineración, y aproximadamente el 22 % se descartó en el medio ambiente natural. Bajo la influencia de la luz solar, el viento y el agua, estos plásticos se descomponen gradualmente, formando una gran cantidad de microplásticos.
▎Tres formas en que los microplásticos invaden el cuerpo humano
Uso y lavado: la ropa es una fuente de liberación de microplásticos
En comparación con las fibras naturales, los materiales sintéticos como el poliéster y el nailon tienen más probabilidades de liberar microplásticos durante el uso y el lavado.
Una sola prenda de poliéster puede desprender más de 1900 microfibras en un solo lavado a máquina. Estas microfibras son tan diminutas que pasan fácilmente por los filtros de las lavadoras y los sistemas de alcantarillado municipales, terminando finalmente en cursos de agua naturales. Se estima que anualmente se liberan al medio ambiente aproximadamente 176 500 toneladas de microplásticos procedentes de textiles sintéticos.
Ingesta dietética: Las verduras también pueden absorber microplásticos del aire
No solo los mariscos y la carne, sino también las verduras pueden contener microplásticos. Un estudio reciente publicado en la revista Nature muestra que las hojas de las plantas pueden absorber y acumular directamente microplásticos del aire, lo que convierte a la atmósfera en una vía clave para que los microplásticos entren en los cultivos y, en última instancia, lleguen a la dieta humana.
Aún más alarmante es que, una vez que los microplásticos entran en un organismo, se desplazan con extrema rapidez. Un estudio realizado en animales en 2023 demostró que las micropartículas ingeridas pueden atravesar la barrera hematoencefálica y entrar al cerebro en tan solo dos horas.
Métodos de consumo: riesgos ocultos en el agua embotellada, los vasos de papel desechables y las bolsitas de té
Las personas que utilizan habitualmente agua embotellada, vasos de papel desechables o bolsitas de té pueden tener un mayor riesgo de ingerir microplásticos.
Según un estudio publicado en Environmental Science and Technology, una sola bolsita de té de nailon o PET sumergida en agua a 95 °C durante cinco minutos puede liberar aproximadamente 11 600 millones de partículas de plástico y 3100 millones de nanoplásticos. Otro estudio publicado en el Journal of Hazardous Materials reveló que se detectaron más de 25 000 partículas de plástico de tamaño micrométrico en bebidas calientes vertidas en vasos de papel desechables 15 minutos después de su consumo.
Un estudio publicado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos de América reveló además que cada litro de agua embotellada contenía un promedio de aproximadamente 240.000 partículas de plástico detectables, especialmente cuando se aprieta o abre la botella repetidamente, lo que puede provocar que se liberen aún más partículas en el agua.
▎La propagación de microplásticos y las amenazas para la salud
Actualmente, la mayoría de las plantas de tratamiento de aguas residuales no están equipadas con procesos especializados para eliminar los microplásticos, lo que provoca que algunos microplásticos ingresen a las aguas naturales con sus descargas.
Desde la tierra hasta el mar, se han encontrado microplásticos en todos los rincones del planeta: en sedimentos de aguas profundas, islas remotas, hielo marino ártico e incluso nieve antártica. Los microplásticos presentes en el medio ambiente son ingeridos por el plancton, los peces y los mariscos, se acumulan a través de la cadena alimentaria y finalmente entran en el cuerpo humano.
Además, los cultivos pueden absorber microplásticos del suelo a través de sus raíces, transfiriéndolos a partes comestibles. Se ha descubierto que la sal y el agua potable también son portadores de microplásticos.
Un estudio en animales publicado por la Universidad Médica de Ningxia en Ecotoxicología y Seguridad Ambiental sugiere que el uso frecuente de plásticos desechables puede aumentar el riesgo de insuficiencia cardíaca en un 13 %. La exposición prolongada a estos productos puede alterar la composición de la microbiota intestinal, desencadenando inflamación y estrés oxidativo, lo que provoca daño miocárdico y enfermedades cardiovasculares.
Además, los disruptores endocrinos como el bisfenol A (BPA) y los ftalatos (PAE), comúnmente añadidos a los plásticos, pueden afectar la función hormonal normal en el cuerpo humano, lo que representa una amenaza adicional para el sistema cardiovascular.
¿Cómo reducir la ingesta de microplásticos?
1. Evite el contacto directo de alimentos calientes con bolsas de plástico.
Las altas temperaturas pueden degradar el plástico y liberar micropartículas. Se recomienda transferir los alimentos a una vajilla de vidrio o cerámica antes de consumirlos.
2. Minimizar el uso de tablas de cortar de plástico.
Estudios han demostrado que se pueden desprender microplásticos al cortar verduras o carne en tablas de cortar de plástico. Se estima que el uso de tablas de cortar de polietileno durante un año puede exponer al cuerpo humano a entre 14,5 y 71,9 millones de partículas de microplásticos.
3. Tenga cuidado al consumir despojos de mariscos.
Los microplásticos tienden a acumularse en los despojos de la vida marina. Un estudio que revisó más de 50 artículos indica que la contaminación por mariscos es más grave en Asia. Se recomienda lavar y cocinar bien los mariscos antes de consumirlos, y retirarles los intestinos, el estómago y las branquias.
4. Reduzca el uso de productos de plástico de un solo uso, como vasos, pajitas y recipientes de comida para llevar. Evite usar recipientes de plástico para comidas o bebidas calientes para minimizar la posible exposición.
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